
en todo el mundo, de los cuales 40 millones pertenecen a América Latina. Con edades
que oscilan entre los 10 y 14 años, son condenados a intentar sobrevivir en el único
“hogar” que tienen disponible, esto es, las calles del continente.
“Niños de la calle” es un término general que se aplica a la niñez en alto riesgo de
las áreas urbanas, sin tomar en cuenta las diferencias entre ellos. No son todos
abandonados, y no todos viven en la calle. UNICEF distingue entre dos grupos de niños
según la situación de sus familias: La niñez “en” la calle es el grupo más grande.
Trabajan en las calles pero mantienen relaciones cercanas con sus familias. La mayoría
(aproximadamente un 75%) mantiene sus vínculos familiares, y aunque pasan mucho
tiempo lejos de ellos, sienten que tienen un hogar. Las niñas y niños “de” la calle
(aproximadamente el 25%) están sin hogar y tienen los vínculos familiares rotos debido
a la inestabilidad o a la desestructuración en sus familias de pertenencia. En algunos
casos han sido abandonados por éstas y en otros casos ellos mismos decidieron irse.
Comen, duermen, trabajan, hacen amistades, juegan en la calle y no tienen otra
alternativa que luchar solos por sus vidas.
